Star Wars: Episodio V - El Imperio contraataca by Donald F. Glut

Star Wars: Episodio V - El Imperio contraataca by Donald F. Glut

autor:Donald F. Glut [Glut, Donald F.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 1980-01-01T05:00:00+00:00


La bruma que una lluvia torrencial había dispersado se deslizaba por el pantano describiendo tenues remolinos. Un solitario androide R2 corría rápidamente bajo la copiosa lluvia en busca de su amo.

Los sensores de Artoo-Detoo emitían constantes impulsos a sus terminales nerviosas electrónicas. Sus sistemas auditivos reaccionaban —quizás en exceso— ante el más leve de los sonidos y enviaban información al nervioso cerebro de computadora del robot.

Esa selva sombría era demasiado húmeda para Artoo. Apuntó sus sensores ópticos hacia una pequeña y extraña casa de barro situada a orillas de un oscuro lago. Dominado por una percepción casi humana de la soledad, el robot se acercó a la ventana de la minúscula morada. Artoo anduvo con sus pies utilitarios hacia la ventana y atisbó en el interior. Abrigaba la esperanza de que nadie percibiera el ligero temblor de su cuerpo en forma de barril ni oyera su nervioso crujido electrónico.

Luke Skywalker se las había ingeniado para entrar en la casa en miniatura, donde todos los elementos guardaban perfecta proporción con su diminuto habitante. Luke estaba sentado con las piernas cruzadas en el suelo de tierra seca de la sala e intentaba no dar con la cabeza al techo bajo.

Delante de él había una mesa y vio algunos contenedores que albergaban algo parecido a pergaminos escritos a mano.

El ser de rostro arrugado estaba en la cocina, contigua a la sala, y preparaba una comida increíble. Desde donde estaba, Luke veía que el pequeño cocinero revolvía el contenido de ollas humeantes, picaba algo, cortaba otra cosa en tiras, lo condimentaba todo con hierbas y corría de un lado a otro para colocar bandejas en la mesa, delante del joven.

A pesar de que esa actividad bulliciosa le fascinaba, Luke se impacientaba cada vez más. En una de las frenéticas carreras de su anfitrión a la sala, Luke le recordó.

—Ya te he dicho que no tengo hambre.

—Ten paciencia —recomendó el ser mientras regresaba corriendo a la cocina humeante—. Es hora de comer.

Luke intentó ser amable.

—Escucha, huele bien y estoy seguro de que es delicioso, pero no comprendo por qué no podemos visitar ahora a Yoda.

—El jedi también come a esta hora —respondió el pequeñajo, Luke estaba impaciente por ponerse en camino.

—¿Tardaremos mucho en llegar? ¿Está muy lejos de aquí?

—No muy lejos, no muy lejos. Ten paciencia pronto lo verás. ¿Por qué quieres convertirte en un jedi?

—Supongo que por mi padre —replicó Luke mientras pensaba que en realidad nunca había conocido demasiado bien a su padre. A decir verdad, lo más profundo de la relación con su padre correspondía al sable de luz que Ben le había confiado.

Luke advirtió que los ojos del ser se mostraban curiosos en el momento en que mencionó a su padre.

—Ah, tu padre —comentó el pequeñajo y se dispuso a comer la opípara comida—. Un poderoso jedi.

—Fue un poderoso jedi.

El joven se preguntó si el pequeño se burlaba él.

—¿Cómo es posible que conozcas a mi padre? —preguntó, un poco molesto—. Ni siquiera sabes quién soy yo —miró la estrafalaria habitación y meneó la cabeza—.



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